viernes, 10 de agosto de 2007

Para pensar

Si el amor de un padre a un hijo no se puede comparar es mucho más que todo, por qué no nos lo permitimos? Por qué a veces el orgullo y el miedo no nos dejan hacer lo que queremos? Que boludos, no?

“Ahí estaba yo, en el lugar y momento justo, en la parada del 160, esperándolo sin saber que lo esperaba. Lo miraba, me miraba, mi cabeza iba a mil, pensaba, recordaba, imaginaba, me preguntaba…qué fue lo que nos separó, por qué no nos pudimos disfrutar... hasta que lo reconocí. Era mi abuelo despidiéndose de mí.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si depende de nosotros no esperemos mas de otros minie, que esto sirva de algo, por lo menos para hablar lo que a todos incomoda,, te quiero muchiooo muchiio

Anónimo dijo...

te quiero mini e